A través de proyectos pedagógicos en los que se integran todas las áreas del desarrollo, nuestros niños trabajan relaciones con el entorno, consigo mismo y con los demás. El juego, las experiencias significativas y las actividades lúdicas, son herramientas con las cuales se fortalecen habilidades sensoriales, motoras, cognitivas y de lenguaje. experimentan situaciones y participan en múltiples actividades que fortalecen principalmente sus habilidades sociales y emocionales, empiezan a reconocerse individualmente y a asumir con más independencia momentos cotidianos como la alimentación, el juego, el control de esfínteres y la comunicación verbal.